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De unos años para acá, creativos, planners, marketeros e incluso quienes no lo entendían, hablaban del storytelling como única herramienta para conectarse emocionalmente con las audiencias. Pero para ser honesto, coincido con mi socio y amigo Ángel Sánchez en que la gente tarde o temprano olvidará lo que le diga una marca.

Sin el afán de desprestigiar el valor del storytelling los invito a cuestionarse si en pleno 2020, ¿realmente la gente quiere escuchar buenas historias o quiere vivirlas?

Si pretendemos que el consumidor hable positivamente de una marca, qué mejor manera de lograrlo que hacer que hablen de sí mismos, ¿cómo? La respuesta es storyliving

El storyliving es ir más allá del “decir” para conquistar la preferencia del consumidor en un mercado totalmente saturado, esta herramienta de marketing reta nuestra capacidad para incrementar el awareness a través de experiencias vividas de primera mano por el consumidor. Lo que lleva al 77 por ciento de los consumidores a elegir, recomendar o pagar más por una marca o producto que les genera una experiencia diferenciada. 

Gracias a los avances tecnológicos, los nuevos medios y la curiosidad de las audiencias, hoy podemos crear experiencias de storyliving que permiten probar un producto o servicio incluso antes de adquirirlo. Ejemplo de ello es la realidad virtual y la interactividad que ofrecen las redes sociales como los filtros y stories. 

Para que se dé un verdadero storyliving, el mensaje debe ser emitido por la marca, pero necesita de una acción del consumidor para culminarse. Lo que convierte al consumidor en el protagonista del mensaje y ya no sólo en un receptor de historias. 

Cabe mencionar que esto del storyliving no es nada nuevo, pero era limitado por la tecnología, la escasa interactividad que ofrecen los medios convencionales y los viejos paradigmas del marketing en los que una marca no podía ser 100 por ciento honesta. 

Así que la próxima vez que pienses contar una buena historia para conectar con tu consumidor, ponte en sus zapatos. ¿Acaso hay algo más satisfactorio que vivir una experiencia?