Como sabemos casi todos los productos fabricados están hechos en base al petróleo, uno de los recursos no renovables, pero ¿qué pasaría si empezamos a producir materiales hechos de los residuos que tiramos a la basura? Este no es un tema nuevo, ni fuera de nuestro conocimiento como tal, pero ha tomado fuerza gracias al desarrollo de la tecnología que nos permite con mayor facilidad y en menos tiempo un resultado positivo para el medio ambiente.

Los bioplásticos han llegado cada vez más a la luz pública como una solución para ayudar a reducir tanto las emisiones de dióxido de carbono como el calentamiento global que se ha convertido en una seria preocupación para la sociedad en general. Es una iniciativa para la reducción al problema de deshechos plásticos tan contaminantes que perjudican al medio ambiente, materiales como cáscara de frutas, fécula de maíz o aceite de soya, estos son procesados por organismos vivos (hongos, bacterias o algas) y que son biodegradables. El esfuerzo en investigación y el desarrollo de estos materiales ha ido intensificándose cada vez más y su entrada al mercado está siendo consistente, especialmente en el sector del envase y embalaje, que es donde más contaminantes generamos al no reutilizarlos y consumirlos de manera desmedida.  Sin embargo, la notable transformación en la sociedad junto con la industria en las últimas décadas hace que al envase se le demanden ciertas cláusulas de sus características básicas como exhibir un buen diseño, que sea fácil de usar, llamativo para el consumidor, que presente funcionalidades, etc. Estos requerimientos entre otros aspectos, hacen que las tendencias hayan tomado importancia en esta área y que estén actuando directamente en el sector de envase y embalaje para alimentación.
Esto no quiere decir que el bioplástico se centre solo a esta industria del denominado ‘biopackaging’, también lo podemos visualizar en industrias tecnológicas, automotrices, farmacéutica e inmobiliaria, entre otras que aún están en procesos de investigación para su mejor desarrollo.

De las muchas ventajas de estos bioplásticos podemos encontrar que reducen la huella de carbono, suponen un ahorro energético y además proporcionan una alternativa ecológica a los polímeros de uso común, ya que no dependen del aumento del precio del petróleo crudo y gas natural.

En conclusión, el sector de materiales biopláticos es dinámico y está en continuo crecimiento, son una buena alternativa ante el impacto ambiental que hemos venido arrastrando con el paso de los años; es momento que ayudemos con nuevas soluciones y tengamos más conciencia de nuestras adquisiciones en un futuro próximo.