El afloramiento de un capa de agua profunda sin oxígeno y tóxica desencadenó el colapso, gestado durante un largo proceso de eutrofización de la laguna

El Mar Menor es una albufera de agua salada del mar Mediterráneo situada en la Región de Murcia, al sureste de España.

“La causa principal de este colapso ecológico viene de lejos, y es el regadío intensivo del Campo de Cartagena: la enorme cantidad de fertilizantes que se han ido aportando desde los distintos flujos de agua y que se han ido acumulando en la laguna”. Explica Julia Martínez, directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA), la moribunda situación del Mar Menor.

Todo esto es consecuencia de un hecho claro: la laguna del Mar Menor, la más importante del Mediterráneo occidental, es incapaz ya de procesar y asimilar la ingente cantidad de fertilizantes que se han estado aportando hasta conformar una bomba de relojería de aguas sin oxígeno y tóxicas, como remate final de un proceso galopante de eutrofización.

“El regadío intensivo ha ido haciendo un uso masivo de estos nutrientes desde hace 30 años, a pesar de todas las advertencias de los científicos y de los grupos ecologistas”, reitera Julia Martínez.

“Hemos ido agotando etapas y hemos pasado de un regadío convencional a un regadío más intenso, que se ha hecho industrial”, añade Francisca Giménez Casalduero, profesora de Ciencias del Mar de la Universidad de Alicante.

Los cambios en el uso de los suelos han comportado una explotación de la tierra con varias cosechas al año y una transformación acompañada de incrementos desorbitado de regadíos.

Todo eso ha dado lugar a que caudales y escorrentías de agua hayan alimentado algas microscópicas (fitoplancton) presentes en la columna de agua. La proliferación de estas algas, al final, es tan acusada que enturbia y oscurece el agua e impide que la luz llegue hasta las capas más bajas.

Como consecuencia de todo ello, la radiación solar queda bloqueada, se impide que llegue al fondo del mar, de manera que la vegetación de los fondos no puede desarrollar la fotosíntesis.

La vegetación del fondo deja de producir oxígeno y muere.

Empiezan a actuar las bacterias anaerobias, de manera que no sólo no producen oxígeno, sino que lo consume.

El resultado es que en las capas bajas de la laguna han entrado en descomposición, con emisión de compuestos tóxicos, como los sulfuros, que afectan a los organismos móviles. El efecto es que la fauna se refugia en las capas más superficiales.

En el año 2016, los científicos ya detectaron la muerte del 85% de las especies vivas en los fondos de la laguna

El 12 de octubre los vientos de levante empujan la masa de agua hacia el sur y favorece el afloramiento de las masas de agua tóxica del fondo. Estas masas de agua llegan a la superficie y van arrastrando peces y otros organismo con capacidad de desplazarse en dirección a la costa, de manera que toda la fauna queda encajonada entre la orilla y toda la masa de agua sin oxígeno y tóxica que mata todo lo que encuentra a su paso.